El uso de pantallas y dispositivos digitales en niños pequeños es un tema relevante en la crianza saludable, y las recomendaciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desempeñan un papel fundamental en promover un enfoque equilibrado y saludable del tiempo frente a las pantallas. En el caso de los bebés y niños pequeños menores de tres años, se recomienda evitar o reducir al mínimo su exposición a las pantallas, incluyendo televisores, tabletas y teléfonos inteligentes. Esta recomendación se basa en la comprensión de que los cerebros en desarrollo de los bebés y niños pequeños necesitan experiencias interactivas y del mundo real para fomentar un desarrollo cognitivo y emocional saludable. En lugar de tiempo pasivo frente a las pantallas, es importante proporcionar a los niños pequeños en este grupo de edad muchas oportunidades para explorar sus sentidos, jugar de manera activa e interactuar cara a cara con sus cuidadores y compañeros. Es en estas experiencias de la vida real donde se establecen los cimientos para el desarrollo del lenguaje, las habilidades sociales y la regulación emocional, sentando una base sólida para el aprendizaje y el bienestar futuro.
Además, el impacto negativo potencial del tiempo frente a las pantallas en los patrones de sueño de los niños pequeños no se puede subestimar. La exposición a las pantallas antes de acostarse no solo interrumpe el ritmo circadiano natural, sino que también puede provocar dificultades para conciliar el sueño y resultar en una baja calidad de sueño. Por lo tanto, es crucial que los padres y cuidadores sean conscientes de la hora de uso de las pantallas y establezcan una rutina de sueño saludable que esté libre de distracciones digitales, permitiendo que el cerebro en desarrollo del niño descanse y se recargue efectivamente durante la noche. Al priorizar actividades que promuevan la relajación y la calma, como la lectura, las historias y el juego suave, especialmente en las horas previas a dormir, los cuidadores pueden crear un entorno propicio para un buen descanso nocturno para los niños pequeños.
Promover la autorregulación entre los 6 y 12 años
A medida que los niños ingresan a la etapa de la infancia media, generalmente entre los 6 y 12 años, experimentan un desarrollo cognitivo y social significativo, y su relación con las pantallas y los medios digitales también evoluciona. En esta etapa, es importante promover la autorregulación y el uso consciente de la tecnología, empoderando a los niños para que tomen decisiones informadas sobre su tiempo frente a las pantallas y el contenido con el que interactúan. Educar a los niños en este grupo de edad sobre el impacto potencial del tiempo excesivo frente a las pantallas en su bienestar, incluyendo su salud física, rendimiento académico e interacciones sociales, puede contribuir al desarrollo de un enfoque saludable y equilibrado hacia el uso de la tecnología. Alentar a los niños a participar activamente en la selección y el consumo de contenido digital de alta calidad y apropiado para su edad, y establecer límites en cuanto a la duración y el contexto del tiempo frente a las pantallas, puede ayudarles a cultivar una actitud responsable y discernir respecto a la tecnología.
Además, durante estos años formativos, los niños se benefician enormemente de una amplia gama de experiencias y actividades que van más allá del ámbito digital. Participar en deportes, artes y manualidades, juego al aire libre e interacciones sociales con sus compañeros fomenta el desarrollo de habilidades motoras cruciales, la creatividad y las competencias sociales. Al crear un entorno completo y estimulante que valore tanto las actividades digitales como las no digitales, los cuidadores y educadores pueden inculcar en los niños un sentido de equilibrio y una apreciación por la riqueza de experiencias que tienen a su disposición.
Alternancia entre el uso de pantallas y otras actividades
El concepto de fomentar actividades alternativas entre los niños, especialmente en relación con el tiempo frente a las pantallas, se basa en el reconocimiento de la naturaleza multifacética del desarrollo saludable de la infancia. En lugar de abogar por el uso exclusivo de las pantallas o evitar por completo los medios digitales, se pone énfasis en fomentar una variedad equilibrada y diversa de actividades que atiendan a las diversas necesidades de los niños. Esto incluye promover el juego al aire libre, el ejercicio físico, la lectura, el juego imaginativo y las interacciones sociales como componentes integrales de la rutina diaria de un niño. Al incorporar estas actividades en el horario de un niño, los padres y cuidadores no solo pueden mitigar los posibles efectos adversos del tiempo prolongado frente a las pantallas, sino también enriquecer el bienestar físico, cognitivo y emocional del niño.
Además, la noción de uso asincrónico, donde el tiempo dedicado a las pantallas se intercala con períodos de descanso, actividad física y comunicación cara a cara, se alinea con la comprensión de que el tiempo prolongado e ininterrumpido frente a las pantallas puede contribuir a molestias físicas, fatiga visual y un estilo de vida sedentario. La integración de pausas regulares, juego al aire libre y oportunidades para la expresión creativa y física sirve para contrarrestar las posibles consecuencias negativas del tiempo excesivo frente a las pantallas y garantizar que los niños se involucren en una diversidad equilibrada de actividades que fomenten un desarrollo holístico.
Dedicar tiempo de calidad a hablar sobre el contenido
Cuando los niños se involucren en tiempo frente a las pantallas, especialmente en contenido digital, es valioso enfatizar la importancia de dedicar tiempo de calidad a discutir y reflexionar sobre el material que encuentran. Esta práctica es particularmente relevante en el contexto de programas educativos, documentales y contenido informativo que pueden servir como punto de partida para discusiones significativas, adquisición de conocimientos y cultivo de habilidades de pensamiento crítico. Alentar a los niños a compartir sus pensamientos, hacer preguntas y relacionar el contenido con sus propias experiencias no solo enriquece su comprensión, sino que también fomenta sus habilidades de comunicación y su curiosidad intelectual.
Además, la práctica de ver y participar en el contenido digital brinda una oportunidad para que los cuidadores participen activamente en el tiempo frente a las pantallas de sus hijos, ofreciendo orientación, aclaraciones y apoyo emocional a medida que navegan por el mundo digital. Al establecer un entorno abierto y comunicativo en el que los niños se sientan cómodos expresando sus pensamientos y buscando aclaraciones, los cuidadores desempeñan un papel fundamental en la formación de la relación de sus hijos con los medios digitales y promoviendo el uso responsable y enriquecedor de las pantallas como herramienta de aprendizaje y exploración.
No permitir pantallas antes de dormir ni en el dormitorio
Como componente fundamental para promover una buena higiene del sueño y un enfoque equilibrado del tiempo frente a las pantallas, es crucial restringir el uso de las pantallas antes de dormir y en el entorno de sueño para el bienestar de los niños. Crear un período sin pantallas antes de acostarse permite que los niños se relajen, participen en actividades tranquilas y hagan la transición a un estado de relajación propicio para conciliar el sueño. Esta práctica no solo apoya el establecimiento de una rutina de sueño constante y reparadora, sino que también mitiga las posibles interrupciones para conciliar el sueño y la calidad del sueño que están asociadas con la exposición a las pantallas y la naturaleza estimulante del contenido digital.
Además, la exclusión de las pantallas del dormitorio refuerza la distinción entre entornos propicios para el descanso y el sueño, y espacios designados para la vigilia y el compromiso cognitivo. Al establecer el dormitorio como una zona libre de tecnología, se proporciona a los niños un límite físico y psicológico que promueve la asociación del dormitorio con el descanso, la relajación y las actividades sin conexión. Esto, a su vez, contribuye a mantener patrones de sueño saludables y a preservar el dormitorio como un santuario para el descanso y la rejuvenecimiento.
Educarse sobre el uso adecuado de las pantallas
Además, en el entorno digital contemporáneo, donde las pantallas y la tecnología son omnipresentes, un aspecto esencial para promover el uso saludable de las pantallas en los niños implica educar y empoderar a padres, cuidadores y educadores sobre la integración adecuada y responsable de las pantallas en la vida de los niños. Al proporcionar a los adultos los conocimientos y estrategias necesarios para evaluar y seleccionar contenido digital de alta calidad, implementar controles parentales efectivos y modelar comportamientos equilibrados y positivos frente a las pantallas, se guía a los niños con ejemplos coherentes e informados que moldean sus propias actitudes y comportamientos hacia la tecnología.
Además, fomentar un diálogo y un intercambio de información continua entre padres, educadores y profesionales de la salud sobre los beneficios y riesgos potenciales del tiempo frente a las pantallas, así como las tendencias cambiantes en los medios digitales, permite establecer enfoques cohesivos y bien informados para apoyar a los niños en sus interacciones con las pantallas. Este esfuerzo colectivo colaborativo e informado asegura que los niños estén rodeados de adultos dedicados a promover su bienestar holístico, incluido su desarrollo físico, cognitivo y emocional en la era digital.
Vigilar y limitar el tiempo frente a las pantallas
De acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Academia Americana de Pediatría, el monitoreo atento y la limitación juiciosa del tiempo frente a las pantallas en los niños son componentes integrales de un enfoque integral y consciente de uso de los medios digitales. Al evaluar y regular la cantidad y calidad del tiempo frente a las pantallas al que están expuestos los niños, los padres y cuidadores desempeñan un papel fundamental en la protección del bienestar y el desarrollo de sus hijos en un mundo digitalizado.
Establecer límites claros y consistentes en el tiempo frente a las pantallas, teniendo en cuenta la edad, las necesidades individuales y las rutinas diarias del niño, permite cultivar hábitos saludables y equilibrados que priorizan las experiencias y actividades del mundo real mientras se aprovechan los beneficios potenciales de la tecnología de manera discernida e intencional. Este enfoque deliberado y consciente para administrar el tiempo frente a las pantallas contribuye a la promoción de hábitos de vida saludables, la prevención del comportamiento sedentario excesivo y la mejora del bienestar general de los niños en los ámbitos físico y cognitivo.
Priorizar el juego presencial y la actividad física
En medio de la presencia generalizada de las pantallas digitales en la vida de los niños, la priorización del juego en persona y la actividad física sirve como piedra angular para promover un estilo de vida armonioso y activo que fomenta la salud y el desarrollo integral de los niños. Al asignar tiempo suficiente para el juego al aire libre, los deportes y las actividades basadas en el movimiento, los niños participan en experiencias que no solo promueven la salud y el estado físico, sino que también cultivan habilidades motoras esenciales, coordinación y un sentido de exploración y asombro. Además, la dinámica social inherente al juego en persona y las actividades en grupo contribuyen al desarrollo de habilidades sociales cruciales, empatía y competencia interpersonal, que son fundamentales para prosperar en diversos ámbitos de la vida.
Adoptar un enfoque holístico y multifacético de las actividades infantiles, que incluya tanto actividades digitales como no digitales, garantiza que los niños tengan la oportunidad de explorar, crear y conectarse con el mundo que les rodea de formas diversas y enriquecedoras. Al fomentar el juego activo, la exploración y el movimiento físico, los padres y cuidadores sientan las bases para una vida en la que se valore y priorice el bienestar físico y mental, inculcando en los niños la comprensión de que un estilo de vida equilibrado y activo es fundamental para su presente y futuro florecimiento.
Promover la comunicación no digital
Si bien el panorama digital ofrece oportunidades sin precedentes para la comunicación y la conexión, es igualmente esencial fomentar y priorizar las formas de comunicación e interacción no digitales entre los niños. Alentar las conversaciones cara a cara, las historias, las actividades compartidas y los esfuerzos colaborativos no solo fomenta el desarrollo del lenguaje y las habilidades de comunicación, sino que también promueve conexiones significativas y profundas dentro de la familia y la esfera social. Al crear oportunidades de comunicación no digital, los niños cultivan la capacidad de expresarse, interpretar señales sociales y participar en intercambios empáticos y auténticos, sentando las bases para relaciones satisfactorias y enriquecedoras a lo largo de sus vidas.
En resumen, las recomendaciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud ofrecen un marco integral y matizado para guiar el uso saludable y equilibrado de las pantallas en la crianza de los niños. Al enfatizar la importancia de pautas apropiadas para cada edad, promover actividades diversas y estimulantes, y cultivar hábitos de tiempo frente a las pantallas responsables y conscientes, los cuidadores y educadores desempeñan un papel fundamental en moldear las experiencias digitales de los niños de manera que apoyen óptimamente su desarrollo y bienestar holístico.